Cuando era joven yo era una furibunda
por años y años nunca falté un desfile
ni que lo hubiera hecho adrede, llovía siempre,
mas yo estaba entre los más exaltados que cantaban y gritaban a más no poder,
que no se hacían de un lado y el agua la tomaban toda
convencidos de que en aquel día fuesen ellos los libertadores
Ahora mirando atrás, me escapa de llorar y reír al mismo tiempo,
cuantas energías malgastadas en la ilusión de cambiar el mundo;
el mundo cambió a nosotros
que seguimos hablar porque tenemos la lengua a la boca,
mas hemos perdido la libertad de pensamiento,
no somos más capaces de pensar por nos mismos.
Con el tiempo, me volvieron los ojos en la cara, la vida me maduró
y apenas apenas, he empezado ver un poco más de lo que me habían hecho creer.
Mas lo que experimenté yo a los demás no interesa,
cada uno tiene que azacanear por su cuenta si quiere entender algo de sí
y lo que ha venido hacer
en este mundo.
nos hicimos la guerra entre pobres que contamos menos de la nada,
convencidos de que lo que creemos sea la única verdad
y los demás, que lo piensan de otra manera, sean ignorantes o enemigos que combatir
Y en cambio somos todos solamente marionetas tiradas por los hilos
de los que, bien escondidos, tienen todo que ganar en ponernos lo uno contra lo otro
con la astucia de hacernos creer siempre que así cambiamos el mundo como queremos.
nuestra liberación es cortar los hilos; es hacernos sordos;
es resistir a todos los que nos hacen actuar y pensar como interesa ellos.
Tiene que ser eso, para nosotros el 25 de abril, si no sirve por nada
mutar solamente el color de camisa y entonación de voz
nos quedamos siempre títeres que por el contrario de Pinocchio,
no nos haremos jamás mujeres y hombres verdaderos.
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